Si hace meses hablábamos sobre la importancia del color de la orina en el estado de salud de las personas, tampoco debemos obviar otro de los grandes indicadores: el color de las heces.
Lo que comemos y la cantidad de bilis almacenada en nuestro organismo son los grandes responsables del color de las heces. En este post vamos a hablar de lo que el color de las heces puede estar diciéndonos sobre nuestro estado de salud. Si tus heces tienen algunos de los colores que mencionaremos a continuación, no dudes en visitar a tu médico cuanto antes.
Color verde. Se produce cuando la bilis no ha logrado descomponerse de forma correcta en el organismo, debido a problemas intestinales como la diarrea.
Color claro. Este color se relaciona con la escasez de bilis en las heces, que puede servirnos de indicador de otros problemas relacionados con la salud del paciente.
Color amarillo, graso y maloliente. Puede estar generado por la presencia excesiva de grasa en las heces, que se produce, por ejemplo, en personas celíacas.
Color negro. La hez de color negro puede deberse al sangrado en el aparato digestivo superior, que puede tener su origen en el estómago.
Color rojo brillante. Se produce a causa del sangrado en el aparato digestivo inferior. La sangre da como resultado el color rojo brillante de la hez. A menudo, la causa principal de dicho sangrado son las hemorroides.
El color de las heces puede ser un indicador del desarrollo de enfermedades intestinales severas, por lo que ser conscientes de que el color de la hez puede ser una señal de alerta es clave a la hora de prevenir, diagnosticar y tratar múltiples problemas de salud.
En todos los casos mencionados anteriormente, el color de las heces, más allá de lo que comentábamos del estado de salud del organismo, puede deberse a la alimentación que las personas estén siguiendo en un determinado momento. Ya sea a causa de una comida concreta realizada en un día específico, o debido a una dieta habitual, el color de las heces puede estar directamente relacionado con los alimentos que consumimos. En ese caso, el color no tiene por qué ser preocupante, aunque siempre es recomendable visitar a un profesional para que determine si el estado de salud del paciente es óptimo.
Pese a que cuando vamos al baño no tenemos la costumbre de observar el tono y el aspecto de nuestras heces al defecar, lo cierto es que es una acción que debemos realizar periódicamente para comprobar que no hay ningún indicio o rareza que pueda alertarnos sobre problemas en nuestro organismo. Revisar con frecuencia el color de las heces es algo que debemos hacer para garantizar que todo está en orden, prestando especial atención en el caso de los niños, ancianos o personas dependientes. Reconocer una señal de alerta a tiempo es fundamental para prevenir y curar enfermedades de diversa gravedad, reduciendo así sus posibles consecuencias.
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