La preeclampsia, enfermedad de la que todavía se desconoce su causa, es una afección que se presenta durante el embarazo y que puede ocasionar complicaciones y problemas graves en la madre y el feto si no se diagnostica y cuida a tiempo. Suele manifestarse con más frecuencia durante el último trimestre.
La preeclampsia hace que los vasos sanguíneos se contraigan, lo que genera hipertensión y disminución del riego sanguíneo. Esto puede provocar daños en los órganos de la madre y afectar al útero. Si existe un menor riego sanguíneo hacia el útero, puede disminuir la concentración de líquido amniótico, y puede llegar a producirse un desprendimiento prematuro de placenta, con el consiguiente parto prematuro.
En los casos más graves la preeclampsia puede evolucionar en enfermedades como eclampsia (convulsiones o estado de coma) y síndrome de Hellp (destrucción de los glóbulos rojos, elevación de las enzimas hepáticas y disminución de plaquetas).
Por todo esto, es importante su diagnóstico a tiempo ya que, si este es posible, la evolución es muy buena y no se produce ninguna complicación. Es lo que ocurre en la mayoría de los casos, en los que la preeclampsia suele menifestarse levemente al final del embarazo y tratada sin problemas con una vigilancia médica adecuada.
Aunque no siempre se manifiesten síntomas y estos varían de una mujer a otra, los más comunes son:
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Presión arterial alta
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Hinchazón de manos, pies, tobillos, y rostro
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Aumento de peso drástico
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Dolor de cabeza
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Dolor abdominal
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Dificultad para respirar
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Náuseas
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Vómitos
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Problemas en los riñones o el hígado
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Cambios en la visión
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Confusión mental
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Altos niveles de proteína en la orina
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Disminución de plaquetas en sangre
Aunque, como hemos dicho anteriormente, todavía se desconoce la causa exacta de la preeclampsia, se ha establecido un grupo de riesgo incluye los siguientes casos:
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Antecedentes de preeclampsia
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Primer embarazo
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Embarazos múltiples
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Obesidad
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Hipertensión
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Diabetes
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Problemas renales
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Trastornos de coagulación sanguínea
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Edad menor de 20 años y mayor de 35
El especialista diagnosticará la preeclampsia tomando la tensión arterial y realizando un análisis de orina para observar los niveles de proteína, ácido úrico y creatinina.
En casos de preeclampsia leve se aconseja reposo y controles prenatales hasta que los síntomas se regulen.
En casos más graves, se procederá al ingreso de la paciente y, si el embarazo está avanzado, se inducirá el parto.
Los controles prenatales son muy importantes para prevenirla.