Siempre es importante mantenerse hidratado. En condiciones normales, perdemos más de un litro de agua al día a través de la orina y el sudor. Esto aumenta si las condiciones son más extremas, como el calor del verano o si realizamos ejercicio físico con asiduidad.
¿Sabías que la sed es un síntoma de deshidratación? Por eso se recomienda beber agua aunque no se tenga sed. Y en verano más que nunca.
Os dejamos unos consejos para tener una correcta hidratación incluso si eres de los que les cuesta beber agua:
Como ya hemos dicho, adelántate a la sed bebiendo sin sentir esta necesidad.
Consume, al menos, 2 litros de agua diaria.
Si realizas ejercicio físico bebe abundante agua antes, después y mientras lo estás practicando si es posible.
Bebe agua antes y después de las comidas.
Elige agua antes que bebidas gaseosas.
Evita las bebidas alcohólicas.
Tu cuerpo notará esa buena hidratación con múltiples beneficios:
El aspecto de tu piel será mejor y lucirá más tersa y tonificada.
Al orinar más frecuentemente, tu cuerpo eliminará más toxinas y disminuirán las posibilidades de sufrir infecciones o de sufrir cálculos en el riñón.
Tus órganos permanecen hidratados y funcionan mejor, sobre todo el aparato digestivo, favoreciendo las digestiones y previniendo el estreñimiento, que en verano suele ser más acusado.
Una adecuada hidratación ayuda al cerebro a mantener la capacidad de concentración y de memoria.
El agua ayuda a regular la temperatura del cuerpo.
Una buena hidratación disminuye la posibilidad de infecciones virales al mantener hidratadas las mucosas, la garganta, los bronquios y pulmones.
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