En determinados casos, como que exista un riesgo mayor de que el bebé nazca con problemas y otras pruebas no sean los suficientemente concluyentes, será necesario realizar una cordoncentesis, que consiste en una punción del cordón umbilical para la obtención de una muestra directa de sangre fetal.
En raras ocasiones, se utiliza esta técnica para administrar al feto determinados tratamientos si se detecta algún tipo de infección o enfermedad.
Debido a su complejidad y su carácter invasivo, pudiendo conllevar algún riesgo como el aborto, el parto prematuro o infecciones, esta prueba se realiza en último término, tras descartar otras. Será el especialista quien te aconsejará si es necesario realizarla.
Esta prueba se suele realizar a partir de las 20 semanas de embarazo y se lleva a cabo mediante una aguja, la cual atraviesa la pared abdominal y el útero y extrae sangre del cordón umbilical. Todo el proceso se sigue a través de control ecográfico.
Para la realización de la Cordocentesis, se sedará de forma leve a la embarazada para que tanto ella como el feto se relajen y no haya dolor.
Después, se recomienda un reposo de 48 horas.
Una vez obtenida la muestra, se envía al laboratorio y los resultados llegan como máximo en 72 horas.
La Cordocentesis detecta anomalías cromosómicas, como el Síndrome de Down, y problemas en la sangre, como anemia fetal.
Su realización se recomienda cuando en la ecografía se detecta alguna anomalía en el feto que no puede esclarecerse mediante otros análisis o amniocentesis; cuando hay riesgo de enfermedad genética; si hay sospecha de anemia o algún tipo de infección en el feto.