Hace unos meses os hablábamos en uno de nuestros posts sobre el síndrome o la depresión postvacacional, un trastorno que afecta al 35 % de la población en España. Cuando el verano llega a su fin, también lo hacen los largos días de sol, de playa y de desconexión. Toca volver a la rutina y no todo el mundo lo afronta con el mismo buen ánimo y disposición. Si el proceso de vuelta y adaptación al día a día habitual se retrasa, y la sensación es de apatía y abatimiento, puede que estemos sufriendo los síntomas de la depresión postvacacional.
Pero después del verano comienza el otoño, una estación que para muchos no sirve de gran ayuda en lo que al ánimo y el bienestar mental se refiere. La depresión otoñal, lo que algunos consideran un mito, es para una parte de la sociedad una realidad que les imposibilita alcanzar el deseado estado de paz mental. Pero más allá de lo que muchos puedan considerar una leyenda urbana o expresión popular sin más trascendencia, lo cierto es que entre el 1% y el 10% de la población padece depresión estacional, siendo más frecuente en las mujeres. Las causas del TAE (trastorno afectivo estacional) son diversas y variadas. No existe un patrón determinado que se reproduzca en cada uno de los pacientes que sufren las consecuencias de la depresión otoñal, sino que pueden ser varios los motivos que originan este malestar psicológico.
Una de las causas que atribuyen los expertos a la aparición del TAE es la ausencia de luz. Con la llegada del otoño y la introducción del cambio horario en los países europeos, las horas de luz se reducen. Amanece más temprano, pero a cambio anochece a primera hora de la tarde, en el momento en el que muchos están dejando atrás sus respectivas responsabilidades. Esto hace que muchas personas sientan, al comprobar diariamente que ya es de noche cuando acaban su jornada y disponen de tiempo para sí mismos, que han perdido el día en el desempeño de sus quehaceres. Del mismo modo, la vitamina D que aportan los rayos del sol siempre ha sido conocida por sus propiedades beneficiosas a la hora de combatir la depresión. Los habitantes de países y regiones que cuentan con más horas de sol y luz natural tienden a ser más felices que aquellos que viven en lugares en los que la meteorología no es gran amiga de los rayos del sol.
Si unimos estos dos fenómenos nos encontramos con una de las razones del desarrollo del trastorno afectivo estacional. Más allá de los gustos personales de cada uno, la realidad empírica nos muestra cómo la baja intensidad lumínica del otoño produce cambios en la actividad cerebral, que pueden ser los causantes de la sensación de tristeza y malestar que caracteriza a la depresión otoñal. Se reducen los niveles de melatonina y serotonina, generando en nuestro cerebro un cambio que en muchas ocasiones es necesario tratar para poder estabilizar la situación.
La psicoterapia es una de las grandes aliadas con las que debemos contar para hacer frente a la depresión estacional. La atención psicoterapeútica es un recurso que trabaja el bienestar psicológico y mental a través de la terapia con los pensamientos, las emociones y el comportamiento humano. Un servicio que nos ayuda a retomar el equilibrio mental previo al desarrollo de este trastorno. Si estás experimentando alguno de todos estos síntomas, llámanos al 917 375 222 y pide cita con nuestro servicio de atención psicoterapeútica liderado por la psicóloga Teresa Derqui.
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