En el primer trimestre de 2020, la vida de los habitantes de gran parte del mundo cambió sin previo aviso durante unos meses que a muchos les parecieron años. La expansión mundial del coronavirus trajo consigo una serie de consecuencias sanitarias y sociales que hicieron mella en todas las personas afectadas directa o indirectamente por la pandemia. En España, tras el decreto del Estado de Alarma en el país, que suponía, entre otras medidas, el confinamiento de la población para evitar el contagio del virus, las personas tuvieron que adaptarse a una nueva vida para la que nadie estaba realmente preparado. En la medida de lo posible, intentaron continuar con sus rutinas habituales, esta vez en el interior de los hogares. Y una de las rutinas más extendida durante este tiempo de caos e incertidumbre ha sido el ejercicio físico. Muchas personas realizan deporte con asiduidad, pero otras muchas se iniciaron en la práctica de este ejercicio tras años de sedentarismo, algo que puede provocar efectos nocivos sobre la salud física de las personas.
Muchas mujeres comenzaron a realizar ejercicio físico sin tener en cuenta su punto de partida, los límites y capacidades propios de su cuerpo y sus circunstancias. La realización de posturas incorrectas, los errores en la respiración y el exceso de actividad física han sido algunas de las causas que han propiciado el aumento de las visitas al ginecólogo debido a los daños colaterales sufridos en el suelo pélvico.
Algunos de los síntomas que nos indican que el suelo pélvico puede encontrarse dañado son:
Pérdidas de orina al realizar acciones como toser, reír, saltar, estornudar, levantar peso...
Sensación de dolor al tener relaciones sexuales.
Disminución del disfrute en el sexo (pérdida de sensaciones, dificultad para llegar al clímax...)
Problemas con la penetración.
Dificultad para defecar.
Sensación de peso o bulto en la vagina.
El suelo pélvico es una zona muy sensible que si no se trata como es debido puede sufrir daños o desajustes que perjudican la salud física y mental de las pacientes. Muchas veces, en la realización de ejercicios que a priori pueden parecer simples e inocentes podemos estar poniendo en riesgo la salud de nuestro suelo pélvico, y con ello nuestra estabilidad física y emocional. El ejercicio físico es una fuente de salud y beneficios sin igual, siempre que se realice con la precaución y el conocimiento necesarios para no exponer a nuestro cuerpo y mente a peligros de ningún tipo. La clave del ejercicio físico es que nos sume y aporte, nunca que nos quite y nos reste. No olvides que tu cuerpo es tu casa, tu templo.
En AGE contamos con un equipo de profesionales que puede ayudarte a solucionar tus problemas de suelo pélvico. Pide tu cita online a través de nuestra web o llamando al teléfono 917 375 222. Nuestra clínica privada especializada en ginecología y obstetricia se encuentra en Madrid, en Calle Eduardo Dato nº 3, 1ª planta.
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