La involución uterina es la definición médica con la que se conoce al proceso mediante el cual el útero vuelve a su tamaño habitual tras el parto.
Durante los meses de embarazo, el útero modifica su tamaño, altura y posición para acoger en su interior el desarrollo y la vida del bebé. El peso del útero en su estado normal suele ser de unos 70 gramos, cifra que aumenta durante el embarazo, llegando a alcanzar 1 kg. Su longitud también se ve alterada con la llegada del embarazo. El útero suele medir unos 6,5 centímetros, aumentando en las últimas semanas de gestación hasta los 34 centímetros de longitud.
El proceso de involución uterina se divide en 4 etapas, conocidas como inmediata, mediata, alejada y tardía.
– Inmediata. Abarca las 24 horas posteriores al parto, en las que el útero todavía sigue dilatando.
– Mediata. Va desde el segundo día después del parto hasta el décimo. Durante la etapa mediata, el útero comienza a disminuir sus dimensiones alrededor de 2 cm diarios.
– Alejada. Como su propio nombre indica, en esta etapa el parto ya no está tan reciente, aunque siguen presentes las consecuencias de la fase posparto. La mujer vive la etapa alejada hasta los 40 o 50 días posteriores al nacimiento del bebé.
– Tardía. Es la última fase, el final del proceso. En la etapa tardía la mujer consigue la total recuperación del útero. Pueden pasar 6 meses hasta que se alcance este estado.
A menudo, el proceso de involución uterina en madres primerizas es menos doloroso que el que viven aquellas mujeres que han dado a luz anteriormente. La lactancia materna es una gran aliada en la involución uterina. Cada vez que el bebé toma el pecho, el cuerpo de la mujer libera la hormona oxitocina. Esta hormona ayuda a reducir el dolor y el efecto de las contracciones en el útero. Durante el posparto la mujer sigue sufriendo contracciones, también conocidas como entuertos.
La involución uterina se mide a través de la palpación abdominal, en la que el ombligo es el punto de partida y referencia, siendo el lugar más alto en el que se encontrará el útero durante las semanas posteriores al parto.
Las paredes abdominales sufren de forma directa las consecuencias de la involución uterina, quedando flácidas y blandas. Es por ello que es recomendable que la mujer, una vez recuperada completamente del posparto, ejercite y fortalezca esa zona para que vuelva a su estado habitual.
El embarazo constituye una metamorfosis, una transformación en el cuerpo de la mujer; un cuerpo albergando dos vidas. La gestación es una etapa especial y compleja que requiere todos los cuidados y conocimientos necesarios para que el parto y la recuperación sean lo más llevaderos posible.
En AGE te ayudamos y acompañamos en esta bonita etapa.