El endometrio es el tejido esponjoso que recubre la cavidad del útero en el aparato reproductor femenino. En circunstancias normales, esta membrana se encuentra en la pared interna del útero, pero no siempre es así. En ocasiones, el tejido llamado endometrio crece en lugares inusuales. Es entonces cuando se desarrolla la enfermedad conocida como endometriosis. Los ovarios, las trompas de Falopio, los intestinos o la vejiga son algunas de las partes del cuerpo de la mujer en las que puede crecer y desarrollarse de forma extraordinaria el endometrio. Aunque es mucho menos frecuente, a veces se desarrolla tejido endometrial en zonas del cuerpo como la piel o los pulmones. En estos casos hablamos de endometriosis severa, pues la gravedad de la patología es mayor.
Una de las singularidades de esta enfermedad es que en algunas mujeres no produce síntomas que puedan significar la voz de alarma y el punto de partida para el diagnóstico y tratamiento tempranos. La endometriosis no tiene cura, pero existen tratamientos que ayudan a reducir las molestias y el dolor producidos por la enfermedad.
El mayor problema al que se enfrentan las mujeres que sufren endometriosis es la fertilidad. Es muy difícil desarrollar un embarazo natural sufriendo esta anomalía. Alternativas como la inseminación artificial o la fecundación in vitro son las técnicas y recursos más demandados en estos casos. Entre el 30% y el 50% de las mujeres que tienen problemas de infertilidad presentan en su diagnóstico médico la enfermedad.
Tipos de endometriosis
Existen 3 tipos de endometriosis:
Endometriosis peritoneal: se produce cuando el tejido endometrial crece en los ovarios o en la serosa peritoneal.
Endometriosis ovárica: el tejido crece en los ovarios, las trompas de Falopio o el intestino.
Endometriosis profunda: es la tipología más grave, pudiendo alcanzar los uréteres, el intestino o la vejiga.
En la actualidad, la opción quirúrjica que elimina el tejido que ha crecido fuera de la cavidad uterina es la laparoscopia, una cirugía que permite la visión del interior de la pelvis y el abdomen utilizando una lente óptica.
Pese a que algunas mujeres no desarrollan síntomas que alerten sobre la presencia de esta enfermedad, lo cierto es que la mayoría sufren sus efectos, facilitando así la detección precoz de la endometriosis. Algunos de los síntomas más comunes son:
Dolores de espalda.
Dolor pélvico.
Dolor abdominal.
Problemas a la hora de quedarse embarazada (infertilidad).
Sangrado abundante durante la menstruación.
Sangrado una vez concluido el periodo (en el intervalo entre un periodo y otro).
Fuertes dolores y problemas derivados de la menstruación (cólicos, calambres musculares…)
Dolor al mantener relaciones sexuales.
Dolor al orinar y defecar.
La endometriosis es una enfermedad que padecen entre el 10% y el 20% de las mujeres en edad reproductiva. Una afección a veces silenciosa a la que conviene prestar la atención que merece.
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